Lourdes Bueno y Miguel Villegas
La traducción no es directa como tal y hace que la pregunta sea doble.
¿Qué es lo irrenunciable? Tiene fácil contestación.
Nada.
Los que tenían lo están perdiendo, a los que no pudimos coger la ola, lo poco que nos arrastró ya se ha disipado, y a los que vienen, a esos, les está quedando la resaca, esa que te arrastra mar adentro y es tan peligrosa.
Se ha perdido todo. La reputación, el respeto, la profesionalidad, la calidad, la cantidad.
Hay que, y mucha gente ya está en ello desde hace tiempo, reconstruirlo.
Y de construir sabemos.
Aunque hay muchos que, todavía, al no haber sentido la pérdida, no se han enterado.
La otra pregunta nos interesa más. ¿Cuál es nuestro “common ground”?
Las personas.
Lo común, lo único común verdaderamente que todos tenemos, son las personas.
Trabajamos para desarrollar espacios relacionales para las personas.
La tradición que pretendemos recuperar/conservar parte de la historia y evolución de las personas.
Nuestros servicios profesionales no se prestan a una disciplina, se prestan a las personas.
Nos sacrificamos días tras días, en esta gesta heroica que muchos denostan pero más ejecutan, para servir a las personas.
Nos entregamos a nuestros clientes, que son personas.
Nos preocupamos por las ciudades, el entorno de las personas.
Las personas están ahí para salvarnos, pero, y de eso no nos hemos dado cuenta, nos creemos necesarios cuando somos totalmente contingentes. La sociedad no nos necesita. Debemos reconstruir, desde este servicio sin servilismo, la relación simbiótica entre nuestra profesión y las personas. Entre nuestra profesión y la mejora, que no la solución, de la vida de las personas se ha roto la relación, y como decíamos hay que reconstruirla, porque la culpa ha sido nuestra.
Si entendemos que todo lo que se ha perdido ha sido por dedicarse a la disciplina, entendida como producción autopoyética cíclica e improductiva, por entregarse ciegamente a los mercados, que nos ofrecían trabajo, seguridad y solvencia de forma falaz, en definitiva por volver la espalda a lo que estaba pasando a nuestro alrededor, descubriremos que lo que nos atañe, lo único que verdaderamente nos afecta, nos duele, nos conforta, nos hace crecer, nos salva, son las personas.