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Casa Collage, Girona Casa a Bunyola, Mallorca Llar d'infants a Pratdip, Tarragona Casa per a tres germanes, Múrcia La Seca, Barcelona Can Ribas, Palma Piscina, vestidors i sala esportiva a Jesús, Tortosa Institut Josep Sureda i Blanes, Palma Escola d'art i disseny a Amposta, Tarragona

Vogadors a La Vanguardia

LLÀTZER MOIX
Barcelona  - La Vanguardia 05.06.2012 | Cultura pàg. 30 i 31
 

Catalunya contará este año, por primera vez, con un pabellón propio en la Bienal de Arquitectura de Venecia. Y lo llenará con una apuesta de futuro: nueve obras de nueve jóvenes equipos de arquitectos, cuyas edades van de los 35 a los 44 años. Entre estas nueve obras hay viviendas unifamiliares, escuelas, espacios escénicos, piscinas y un resto de fábrica convertido en espacio público. Están esparcidas por Catalunya y Baleares y son de distintas dimensiones, aunque casi todas ellas discretas. Sin embargo, tienen rasgos comunes: su sobriedad, el uso de materiales sencillos, su sofisticación técnica e intelectual, su permeabilidad y un componente ético y social que no está reñido con la calidad plástica.

“En estos tiempos en los que el sector arquitectónico sufre con toda su crudeza la crisis, hemos querido echar una mano”, manifestó ayer Àlex Susanna, director adjunto del Institut Ramon Llull (IRL), entidad que organiza la embajada. Eso significa invertir unos 350.000 euros en esta operación de promoción de la arquitectura catalana, cerca del 4% del presupuesto anual de la institución, en lo que será su principal operación de este ejercicio.

Los arquitectos Félix Arranz y Jordi Badia, comisarios de la representación catalana, creen que los tiempos de la arquitectura espectacular y mediática han quedado atrás. Que ha sonado la hora de una arquitectura que ante todo dé respuesta a los requerimientos del usuario. Y que esta respuesta a las necesidades del presente no surge de la nada, sino que entronca con una tradición catalana, en la que resuenan los nombres de Jujol (el de la Masía Bofarull en Els Pallaresos, por ejemplo), MBM (Viviendas de la calle Pallars en Barcelona) o Josep Lluís Mateo (reforma de espacios públicos en Ullastret), hasta llegar a la Casa en la Clota en Barcelona de Miralles/Tagliabue. No en balde, su pabellón arquitectónico se presenta bajo el lema Vogadors. Architectural Rowers –por el trozo de Mediterráneo que media entre Catalunya y Baleares–, y se inspira en unas palabras del artista vasco Jorge Oteiza: “Quien avanza creando algo nuevo, lo hace como un remero / avanzando, pero remando de espaldas / mirando atrás hacia el pasado, hacia lo existente / para poder reinventar sus claves”. Este es el criterio que ha guiado a los comisarios en su selección; un criterio que cabría resumir en cinco puntos: respeto de cada proyecto a los antecedentes materiales (geografía, patrimonio, contexto) e inmateriales (memoria, medio ambiente) del lugar en que va a edificarse; ética y proximidad (ser útiles y confortables, en complicidad con el medio, sin forzar lenguajes –caprichosos); materialidad permeable (usar los materiales disponibles y la construcción como principales medios expresivos); una vocación experimental cuyo fin es la relación entre obra y usuarios; y la economía de recursos, siguiendo la tradición que adecúa la respuesta del arquitecto a la petición o a las necesidades del usuario.

La lista de nueve piezas seleccionadas se abre con la casa Collage, en Girona, de Ramon Bosch y Bet Capdeferro, una obra que atesora ya varios galardones, entre otros el Mies van der Rohe para arquitectos emergentes. Y sigue con la casa en Bunyola de Francisco Cifuentes; la guardería en Pratdip (Tarragona) de Núria Salvadó y David Tapias; la casa para tres hermanas en Bullas (Murcia), de Jaume BlancafortyPatricia Reus; la reforma de La Seca, en Barcelona, de Meritxell Inaraja; la reforma de la fábrica Can Ribas, en Palma de Mallorca, de Jaime J. Ferrer Forés; la piscina en Jesús (Tarragona), de Arquitecturia (Olga Felip y Josep Camps); la ampliación del instituto Josep Sureda i Blanes, en Palma de Mallorca, de Aina Salvà y Alberto Sánchez; y la escuela de ArteyDiseño en Amposta de David Sebastian y Gerard Puig.

El Institut Ramon Llull ha elegido la decimotercera edición de la Bienal de Venecia de Arquitectura, que se celebrará entre el 29 de agosto y el 25 de noviembre próximos, para presentar por primera vez una representación catalana. Sigue, de este modo, la política iniciada en el 2009 con la presentación de un pabellón propio en la Bienal de Venecia de Arte, revalidada luego en la edición del 2011. Según Vicenç Villatoro, es voluntad del IRL mantener dicha política, llevando una representación catalana a la Bienal, un año a la de arte y otro a la de arquitectura. (Dicho sea de paso, las bases del concurso para la representación catalana en la próxima Bienal de Arte se publicarán en el Diari Oficial de la Generalitat del próximo viernes).

Además de las nueve obras seleccionadas, el pabellón catalán exhibirá otros dos apartados, para dar a aquellas obras un marco de referencia. En uno de dichos apartados se mostrará un centenarymedio de obras de arquitectura catalana de los últimos años. En el otro, se expondrán obras anteriores, en las que de algún modo hunden sus raíces las nueve obras ahora seleccionadas. A diferencia de las ediciones del 2009 y el 2011, el pabellón catalán estará emplazado en una nave de los años treinta, recientemente restaurada, en la Isla de San Pietro, muy cerca del Arsenale. Un globo de considerables dimensiones, con el lema Vogadors inscrito en su esfera, hará las veces de reclamo catalán para los visitantes del recorrido oficial.


"Qui avança creant quelcom nou, ho fa com un vogador, avançant endavant, però remant d'esquena, mirant enrere cap al passat, cap a allò existent , per poder reinventar les seves claus".

Jorge
Oteiza

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